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lunes, 7 de octubre de 2013

25 cumpleaños vividos.


25 años ya... Tal y como decía Marilyn Monroe en la mítica Con faldas y a lo loco: “25 años es ¼ de siglo, y eso le hace pensar a uno”... Y ahora me doy cuenta de cuanta razón tenían sus palabras. A lo largo de este día, que acaba de comenzar, me estoy dando cuenta de la cantidad de personas maravillosas que me rodean a diario. Pocas sensaciones hacen a uno sentir tan reconfortado como saber que cuenta con el cariño de centenares de personas repartidas por Algeciras, Madrid, Alicante, etc. Estoy leyendo todos y cada uno de vuestros mensajes, tweets, privados, emails, etc, y solo puedo deciros que os estoy eternamente agradecido por, una vez más, arroparme y mostrarme todo vuestro cariño, el cual os garantizo que es mutuo.
25 años le hacen a uno pensar la gran suerte que ha tenido al haber ganado esa lotería de la vida al contar, sin dudarlo ni un instante, con los mejores padres del mundo. Darle las gracias a ellos, y toda mi familia, quienes nunca han dejado de apoyarme desde mis inicios, desde ese importante momento en mi vida en que, con tan solo 12 años y muchas tonterías en la cabeza, después de haber querido ser de mayor egiptólogo, rockero, científico, astronauta, héroe de acción, ladrón ninja o incluso cura, miré fijamente a mis padres y les dije “¡Papá, mamá, voy a ser director de cine!”. No puedo más que agradecerles que hace justo hoy 12 años, en el 2001, ambos me hicieran el mejor regalo que he recibido hasta la fecha: Una cámara Sony Video 8, la cual desde ese momento se convirtió en mi mejor amiga durante muchos años. Pero ahí no acaba todo, dado que en ese mismo cumpleaños, como fiesta por mis 13 primaveras, me concedieron la posibilidad de dirigir el que fue mi primer cortometraje. Todos mis compañeros de clase, amigos y vecinos asistieron a mi casa en tal señalada fiesta con un fin muy claro. Nada de jugar al fútbol, nada de piñatas ni tonterías similares... Todos venían a protagonizar mi ópera prima como director. Un cortometraje sobre un asesino en serio, un tanto gore... Desde niño fiel a mi estilo.
 
Tampoco puedo olvidarme de mi hermanita Carmen, por hacer tan suyos todas mis ilusiones y por disfrutar tanto o más que yo de cualquiera de mis éxitos cosechados. Se que siempre contaré con su apoyo incondicional, y algo más importante, la gran admiración que siente por su hermano mayor. Lo que bien sabe ella es que todo eso es recíproco, y es la mayor alegría de mi vida.
 
25 años hacen pensar a uno también en la grandísima suerte que tuvo un día, mientras recorría en horas bastante bajas, el largo trayecto de su vida, por encontrar a la persona más buena que jamás se cruzó por su camino. Arantxa, la persona que me equilibra, que me da el apoyo y la cordura que una mente soñadora y a veces neorótica como la mía necesita para seguir adelante y nunca rendirse. La grandísima mujer detrás del hombrecillo.
 
Y para terminar, 25 años le hacen pensar a uno, y sobre todo recordar todo lo que se ha recorrido hasta la fecha, todos los logros conseguidos, los fracasos que tanto han enseñado, y en todos los seres queridos que ya no están, pero que en el fondo siguen presentes. Siento que cada paso que he dado en mi vida ha jugado un papel vital para llegar hasta aquí, que de una forma u otra han contribuido a que hoy en día sea tal y como soy, y me siento muy orgulloso del resultado. Queda mucho, muchísimo por recorrer, pero se que en vuestra compañía el largo y duro trayecto será un camino compuesto de baldosas amarillas. Y todo esto me recuerda que, a la edad de 14 años escribí un relato sobre cómo quería que fuera mi vida en adelante. En él fantaseaba con rodar mi primer largometraje a mis 25 años. Ojalá la vida finalmente haga posible que se cumpla ese maravilloso regalo, que por suerte ya está en camino...
 
Por cierto, aquí os dejo una de mis primeras fotografías posando orgulloso con mi inseparable amiga, la Sony Vídeo 8, con la que llegué a rodar más de 30 cortometrajes. Y como no, mi hermana, que por aquel entonces tenía aspiraciones por ser una gran actriz, y se colaba a posar en cualquier foto que podía. Gracias a todo, os quiero, de corazón.